sábado, 24 de septiembre de 2011

14) Música.


Después de descansar esos tres días, trabajamos como mil más. Generalmente no salimos a las 18 hrs como deberíamos, salíamos antes o después.
Cierto día, la línea de Fernando decidió hacer un almuerzo compartido. Como Fernando se hace ver con su tortilla, ya tenía pensado lo que iba a llevar él.
Llegamos a casa, y yo me bañé. Fernando también se tenía que bañar.  Era tarde, y resultó que yo me había gastado toda el agua. Como me sentí mal porque él tuvo que esperar, para cuando salió de bañarse yo ya le tenía las papas peladas y cortadas. Cocinó 3 tortillas, y para la cena nos tocaba la que estaba media rara de forma.

Llegamos a trabajar, y su almuerzo se suspendió. Tengo que reconocer que yo quería que pasara eso, aparte me llevé un tomate y fue un rico almuerzo.

Luego de mucho esperar, llegó el día. Acá llega muy seguido “el día” - “el día de empezar a trabajar” - “el día de mudarte” - “el día que pierdes el alternador  y el auto se te queda sin batería”. Pero éste día era más esperado.

Tiempo atrás, nos habíamos enterado que había un gran festival de música en Australia, no sólo iban a tocar muchas bandas geniales, sino que iba a tocar The Word Alive. Esa banda, no es tan famosa, pero es la favorita de Fernando, y es la que suena en el auto prácticamente todos los días.
Ya con las entradas compradas, nos llega un mail diciendo que se canceló el festival. La desilusión era mucha, ¡porque la ilusión era mucha!

Minutos después, vemos en el facebook de The Word Alive, que tenían dos toques (nosotros les decimos 'toques' a los conciertos/recitales/shows - aclaramos porque parece que en Uruguay hablamos medio raro) programados en Nueva Zelanda. WTF?!   ¡MUCHO MEJOR! - Ahora no tendríamos ni que tramitar la visa para  Australia ni dejar de trabajar.

Uno de los toques era en Auckland (¡encima en Auckland! - ¡Auckland es lo más!) y el otro en Queenstown. Éste último es en la isla sur, por lo que nos quedaba medio complicado.
Entradas compradas nuevamente y a esperar.

Llegó el día (¿vieron que era ‘el’día?) y salimos hacia Tauranga porque ésta vez íbamos en ómnibus. Auckland no es amigo de los autos, ni nosotros amigos del tránsito de Auckland.

Pasando el mediodía ya estábamos en Auckland. Se notaba más movimiento, más locales abiertos y mucho rugby en el ambiente. Para los que no saben, en este momento está el mundial de rugby en Nueva Zelanda, por lo tanto la fiebre por los All Blacks los ha afectado a todos.

Linda ciudad, hola de nuevo.

Pagamos nuestra habitación por la noche (suena a que nos fuimos a un hotel genialísimo pero en verdad pagamos la habitación con 10 camas).

El toque empezaba a las 18 hrs, pero había que revolotear en la vuelta. Recorrimos tiendas en las cuales teníamos compras pendientes y pasamos por el lugar que era a dos cuadras del hostel. El lugar estaba abierto pero no veíamos a nadie.
Nos fuimos a dar una vuelta en el ómnibus gratis (muy mejorado ahora, llega a lugares que nos hubiese sido útil saber antes) y nos bajamos nuevamente frente al  toque.

Ahora había un par de fans afuera, por lo que decidimos acercarnos.
Sentado Fernando de espalda a la puerta, me comenta que los dos que estaban allí eran parte de la banda. ¡Qué nervios!
En eso, veo que sale el cantante. Traté de decirle a Fernando de forma cool lo que estaba viendo, pero no lo pude disimular ni un poco. Se notó mi cara de ‘waaaahh tú eres famoso’ y todo eso.

Fernando, sin dudar, les pidió una foto a los 3. Todos se presentaron (si claro, como que Fernando no supiera sus nombres) y llegó el momento de la foto. Hacía frío, pero Nando quería salir con la remera que le llegó cuando compró el CD por internet. En cámara lenta, Nando no paraba de sacarse ropa. Parecía que se quería sacar la foto desnudo.

¡Qué emoción! - De las fans que estaban ahí, quedaba sólo una porque las otras habían ido a dar una vuelta. Le saqué una foto a ella también, y ellos volvieron para adentro. Parecía que a nosotros 3 nos hubiesen secuestrado aliens o algo. Estábamos... demasiado contentos.

Que linda sensación. Me encanta la gente que algo le apasiona. En especial la música, y que sea algo que te alegre tanto la vida. Tener una banda que te encante, tener la idea de que nunca la vas a poder conocer, y que llegue el día en que se te dé la oportunidad. Conocer a gente que admiras, y que encima tengan buena onda. Yo no tengo eso, y esa probablemente es una de las cosas que me hace querer a Fernando cada día.

Muy contentos, nos fuimos a dar una vuelta hasta la hora del toque. Ahora los cruzamos por Queen St, pero ya no nos llamaban tanto la atención. Era como cruzarse a Giordano en Punta del Este, nada nuevo. (Maaaaaas mentiiiiiiiiira, ‘miraa Nandoo’ - ‘uhhh, ¡ahí van tooodos los integrantes!’)

Llegó la hora, y entramos. Vendían remeras y otras cosas de la banda, a lo que Nando fue y se compró todo.
El lugar era chico, pero no importaba mucho.
Cuatro bandas tocaron, y llegó The Word Alive.

Nando se fue para adelante, y estuvo prácticamente cantando en el micrófono del guitarrista. Sonaron excelente, y el lugar era un despelote. Cantaron todas las canciones que queríamos y no nos desilusionó ni un poquito. Nada.

Como estaba oscuro, las fotos salían bien malas. No importa, está todo filmado y con eso se que Nando es feliz. No se ve casi nada, pero se escucha y nosotros sabemos que estuvimos ahí.

Terminó el toque, y todo el mundo arriba del escenario. Fotos por aquí, fotos por allá y era como que terminara Gamepad de tocar. Éramos todos amigos. Menos Fernando y yo, porque al señor lo avergonzaba que yo le hablara en Español.

Con el corazón contento, nos fuimos a Wendy’s a llenar la panza. Felices, nos fuimos a descansar.

No había nadie en nuestro cuarto, raro, porque tendría que haber 8 personas más. Nos dormimos, y en la madrugada llegó gente. Estoy casi segura que les hablé dormida.

A la mañana siguiente, yo me desperté bien temprano. Aburrida, empecé a mover la cortina (porque son cuchetas) a ver si Nando estaba despierto, a lo que me mueven la cortina nuevamente, se levanta muy decidido y me dice “¡vamos!”.

Qué bueno, yo ya estaba media aburrida. (8.30 am - wtf?!)
Entregamos nuestras almohadas y nos fuimos. Caminamos un poco más por la ciudad y nos subimos nuevamente al NakedBus.

Llegamos a casa y sabíamos que al día siguiente teníamos almuerzo compartido en el trabajo y todos teníamos que llevar algo.
Dos tortillas rapiditas y a dormir.

Allá fuimos a trabajar, cansados pero contentos.
La gente nos preguntaba cómo nos había ido, y todo volvió a la normalidad.

Llegó el almuerzo compartido, y si por alguna razón tenemos que ir al hospital, nunca vamos a saber decir qué fue lo que comimos. Un poco de esto raro, con un poco de esto que no sé bien qué es y un poco de tortilla que fue un éxito.

Esto de Nueva Zelanda, va cada vez mejor.

jueves, 1 de septiembre de 2011

13) Taupo - Round 2.


Ahora con Play 3 en casa, llegar de trabajar era diferente. Ahora te daba rabia llegar tan cansado y saber que no ibas a poder jugar.  Igual, a veces lográbamos llegar hasta el siguiente checkpoint y al día siguiente bostezábamos un poco más durante el día.

Llegó el jueves, y nos dijeron que teníamos libre viernes y sábado. Nos comentaron que la semana siguiente sería una semana muy tranquila y que tendríamos también martes y miércoles libre. Salimos de trabajar el jueves, y decidimos salir de viaje el viernes y descansar todo el día el sábado. Excelente plan.

Nos despertamos a eso de las 8 de la mañana para salir. Sin despertador y como si nada. Estuvimos un rato más acostados, desayunamos y salimos a eso de las 10 am. Miramos nuestro GPS (google maps, nuevamente) y partimos muy confiados. Igual, miramos más o menos el mapa. Acá está todo bastante señalizado, por lo tanto nos vamos guiando por los carteles durante el viaje (yo igual me equivoco, no sé por qué me pasa eso). Taupo, allí vamos.

Cuando le dices a la gente que vas a Taupo, generalmente la respuesta es: ‘aaaahh, seguramente vas a ver algo de nieve’. No le crean a esa gente. Tienes que manejar mucho más lejos, y estoy segura que ese lugar ya ni es Taupo.

Esta vez, ya sabíamos a dónde teníamos que ir. Manejamos y manejamos siguiendo los carteles que nos habían comentado. Veíamos las montañas a lo lejos llenas de nieve y era desesperante ver que la carretera se iba para el lado contrario. Llovía, había sol, llovía. Llegó el cartel de la confusión: si seguíamos, íbamos al lugar que nos habían dicho, si doblábamos íbamos a un centro de sky. La respuesta era obvia.

Seguimos (bueno, ni TAN obvia) Error. Manejamos otro rato largo, a esa altura ya eran como las 14 hrs y nosotros no habíamos tenido contacto con la nieve aún. Igual, íbamos decididos ésta vez.

A la pasada, vimos nieve en la entrada de un campo, poca, pero era nieve. Seguimos manejando, pero decidimos volver y doblar para el centro de sky. Dah!

A la pasada decidí parar en ese lugar que vi un poco de nieve. Hice una pelotita y nos fuimos. Triste, lo sé. La primera vez que tocamos nieve fue unos restos que quedaban en un campo, y encima decía “no pasar”.

Un poco más animados, doblamos para el centro de sky. Más lejos íbamos, más se notaba que nos estábamos acercando. Así es, subimos una montaña y ¡eureka - nieve por todos lados!
Nos pusimos nuestro outfit de nieve (en mi caso una campera de Katmandú y un gorrito - en el caso de Fernando son guantes del Pak ‘n Save, y se escribe así ‘Pak’ en este caso eh) y bajamos del auto. Aparte de haber nieve por todos lados, también había lluvia por todos lados. Esa ya la conocíamos, y no nos entusiasmaba.

¡A la nieve! Teníamos que bajar una bajadita (menos mal que no teníamos que bajar una subidita (?) ) que la bajamos cual pingüinito resbalando en el hielo. ¡Me hundía en la nieve como en el video de Coldplay! Y sí, se me mojaron las medias de nuevo.
Hicimos las correspondientes bolas de nieve, sacamos fotos y grabamos videos. Comimos nieve para ver qué onda e intenté hacer un muñeco. Ahí fue cuando descubrí que no es tan fácil, y que lleva mucho tiempo (o una pala). Todo eso, bajo lluvia y con nieve. Hacía frío, lo admito.

Seguimos un poco más, miramos gente con sus equipos todos profesionales y nos fuimos.
Oficialmente hemos visto la nieve en vivo y en directo. Y no es como la del freezer. ¡Mentirosos!

Muy contentos partimos nuevamente hacia nuestra casa. Se hizo de noche mientras veníamos en viaje y se derritió la nieve que traíamos en los championes por lo que el piso del auto estaba un poco mojado.

Al día siguiente, jugamos mucho al play. ¡Al fin!

Llegó el domingo y volvimos a trabajar. Muy contenta salgo cada mañana sabiendo que me esperan 10 horas de tocar, mirar y apretar (¡pero no mucho eh!) kiwis de muchos tamaños (Yeah, right)
En nuestra reunión diaria, nos avisaron que el martes se trabajaría y que el miércoles tendríamos libre. ‘Y bueno’ dijimos todos, nadie se espera un libre entre semana por lo tanto nos da igual.
Llegó el lunes y nos comentaron que el miércoles tampoco tendríamos libre. No nos molesta el hecho de no tener libre, si no que nos cambien tanto. Todo cambia de un recreo al otro. Igual, como no hacemos mucho más que trabajar, nos da igual. Aparte hemos estado saliendo antes todos los días de la semana, por lo que esos días libres no nos servirían mucho.

Toda la semana el pizarrón, donde nos anotan los horarios y libres, tuvo un signo de interrogación en el día viernes, y el fin de semana decía ‘weekend off - I think’.
El ‘I think’ no nos inspiraba mucha confianza, y el signo de interrogación menos.

Aquí estamos, viernes a las 8.30 am escribiendo en el blog, sabiendo que tenemos el resto del día libre y el fin de semana entero para disfrutar. Tres días libres y a ver si dejo de soñar con kiwis. Eso de que el cuarto se me va llenando de cajas para hacer ya es un sueño muy recurrente y me está preocupando un poco.

En el trabajo nos cansamos, nos dan ganas de irnos y todo el tiempo nos quejamos, pero es como el liceo. Sabes que vas a ver mucha gente conocida y no te molesta tanto. Tiene sus cosas divertidas, y llega un punto que te da lo mismo todo. Menos los kiwis chiquitos. Uff son lo peor, vienen 130 en una caja y parece infinita. Encima vienen bastante feos en general. Uff esos kiwis chiquitos. Uff.

Vamos a ver qué hacemos en estos días. Por lo pronto yo, se que hoy voy a mirar Oprah. Espero.