martes, 23 de agosto de 2011

12) Puros mimos.


Así es, en estos últimos días nos hemos estado mimando nosotros, mimamos el auto y mimamos la casa nueva.

Llegó el día antes de mudarnos. Estábamos en pleno día de trabajo, cuando suena la alarma de incendio. ¡Dos veces en estos días! Salimos al lugar de reunión y resultó que no era nada. Después del almuerzo, nos reunieron a todos. Algo raro pasaba con los barcos, por lo cual tenían que embarcar muchos pedidos y tendríamos que trabajar mucho. El Green Team (donde trabajo yo y en general trabajamos con el kiwi común - kiwi ‘green’) tendría libre al día siguiente y el Gold Team (donde trabaja Fernando y trabajan con otro kiwi que yo no conocía antes - kiwi ‘gold’) tendría que trabajar al día siguiente pero le darían libre un día del fin de semana.

Como nos teníamos que mudar, me tocaba la mudanza a mi sola, igual acá mudarse es poner las valijas en el auto y ver cómo acomodas la comida para que no se desparrame nada. Le escribimos a la señora de la casa a ver si yo podría ir a eso de las 8 am, pero nos dijo que quería entregarnos la casa limpia y ordenada por lo tanto podría ir al mediodía.

Nos levantamos, nos despedimos del encargado del backpacker (casi lloro) y escribimos en el pizarrón un mensaje de despedida para nuestros compañeros. Fue el primer lugar que realmente me dio ‘cosita’ dejar, porque es un lugar muy agradable donde conocimos gente más que genial. Nos sentimos siempre cómodos y nos divertíamos probando comidas de los demás mientras mirábamos televisión en el living todos juntos.
Salimos con todas las cosas (¡dejamos el choclo en el freezer!) y dejé a Fernando en el trabajo. 7.30 am y yo tenía que hacer tiempo hasta el mediodía. Me fui a una estación de servicio y me conecté a internet. Ahí pasé la mayoría del tiempo (suena triste, pero no es tan malo) y luego me fui a hacer algunas compras.

Llegué a la casa y la señora me explicó todo lo que necesitaba saber. Los días de la basura son los martes y sólo aceptan las bolsas verdes, la televisión se prende del botón y hay más frazadas si necesitamos. Al fin encontramos una casa para nosotros. Ya no compartimos nada con nadie, cosa que no es malo, pero a veces te dan ganas de ir a bañarte y saber que el shampoo ya está en el baño y no tener que llevar tu bolsita con las cosas.

A partir de ahí, se nos hizo eterno. No sólo sabíamos que tendríamos libre dentro de mil años, sino que estábamos trabajando mucho. Era un cansancio constante, y no teníamos nada de vida. Era salir de trabajar, llegar, comer y dormir. Lo mismo todos los días, y si te tenías que bañar, al día siguiente ibas más cansado.

Llegó el fin de semana, y a Fernando no le dieron libre. ¡Qué mentirosos! Llegó el martes y a nadie le dieron libre tampoco. Estábamos a punto de morir, cuando llegó el jueves y nos dieron libre. ¡Jueves y viernes para todos!

Se nos estaba por vencer el WOF del auto, por lo tanto había que hacerlo lo antes posible. El WOF (Warrant Of Fitness) es un checkeo que se le hace a los autos cada 6 meses y es una de las cosas que el auto tiene que tener al día. Se fijan el auto en general y más que nada se basan en la seguridad. Lo llevamos, y con muchos nervios esperamos el resultado.
No lo pasó, y para que lo pasara le teníamos que arreglar ‘algo’. De todo lo que nos dijo sobre ‘eso’ que había que arreglarle, le entendimos ‘left’. No entendemos nada en español, por lo tanto en inglés daba lo mismo la explicación. Lo llevamos a un mecánico, y nos dijo que lo lleváramos al día siguiente a las 10 am.
Ahí estuvimos, desde las 10 hrs hasta las 16 hrs esperando por el auto. Anduvimos prácticamente todo ese tiempo caminando y recorriendo los alrededores.
Llegó la hora, el auto listo y lo llevamos nuevamente a ver si pasaba el WOF.

Todo en orden y todo pronto. WOF por 6 meses.  ¡Mimos para el auto! ¡Ahora tiene algo nuevo del lado izquierdo!

Volvimos a la casa y estábamos muy cansados, por lo tanto decidimos tomarnos un tercer día libre ya que no habíamos podido descansar nada y realmente se sentía el cansancio.

Domingo, y de nuevo a trabajar. Salimos tempranito y decidimos ir a ver una tienda donde Fernando había visto una promoción en internet. Allí fuimos, comparamos precios y decidimos regresar al día siguiente.

Lunes, salimos dos horas antes de trabajar y sabíamos que nos merecíamos un mimo.

Y así fue como fuimos a EB Games y nos compramos un PlayStation 3 de 320 GB - sabiendo que las próximas 50 comidas van a ser fideos.

Así estamos ahora, muy cansados e intentando encontrar tiempo para hacer cosas. Por suerte nadie nos ha tocado la puerta para pedirnos el play aún.
Esperemos que dure esta situación: tenemos auto, casa, trabajo y ahora tenemos play. No podemos pedir más nada.

(Ah ah, el mimo para la casa fue un desodorante de ambiente nada más)

domingo, 7 de agosto de 2011

11) Rutina.


Así es, después de casi tres meses por aquí, hemos encontrado una rutina. Nos levantamos cada día, saludamos a todos los asiáticos que nos encontramos en el baño cada mañana y salimos a trabajar. Pasamos a buscar a nuestros compañeros, comentamos el frío que hace y el sueño que tenemos, y llegamos a nuestro trabajo. Marcamos, y empaquetamos kiwis 10 horas literalmente. Yo, Fernando lleva y trae cajas. A veces pega etiquetas también. También maneja el trolley (... mejor no hago comentarios, ni por la palabra ni por cómo lo maneja)
Un día nos cambiaron de lugar, y ahora estoy más cerca de la puerta. La puerta es una puerta muy grande que siempre está abierta, por lo que hace más frío que antes. Igual, ahora uso guantes (de látex, pero guantes al fin - ahora tengo las manos un poco más normales) y el último día mantuve mis pies calientes la mayor parte del día lo cual es un gran avance ya que no lograba calentarlos en ningún momento durante toda la semana.

Lo que hace que todos los días sean muy parecidos es la música. Todos los días la misma música. Por cierto, quiero que sepan que no me interesa saber qué se necesita para bailar la bamba, quiero avisarle a Abba que Fernando can hear the drums y que sí, la verdad que qué wonderful world este en el que vivimos.
Termina el día de trabajo, y nos volvemos a cenar. A veces entramos a internet o vamos al supermercado, pero no mucho más porque ya es muy de noche y estamos muy cansados.
Cocinamos y miramos algo de tele. Cenamos, y ponemos una película para mirar. 15 minutos después estamos los dos dormidos y todo se repite el otro día.

Llega el fin de semana, y generalmente en esos días tenemos libre. Intentamos dormirnos tarde y al otro día levantarnos tarde también (nos dormimos a las 23 hrs y nos despertamos a las 8.30 hrs.) Hacemos algo bien rico de almorzar, y a veces salimos de paseo o a veces estamos de vagos todo el día.

El jueves nos dijeron que al día siguiente trabajaríamos probablemente medio día y que después tendríamos libre. A media mañana nos reúnen, y en una reunión que duró 1 minuto (juro que no creo que haya durado mucho más) nos dijeron que iríamos a trabajar hasta las 20 hrs y que el sábado trabajaríamos también. Y nadie había llevado almuerzo. Todos desanimados seguimos trabajando, y casi al final del día nos dicen que tendríamos libre el fin de semana y que el lunes entramos a las 10 hrs. ¡Qué genial! Igual, yo entendí que el domingo entrábamos a esa hora, entonces no estaba taaaan contenta, pero al salir me di cuenta que no era así y me levantó el ánimo (más o menos, porque si confundo ‘domingo’ con ‘lunes’… - igual otros dos entendieron lo mismo que yo, entonces no se)

El fin de semana pasado salimos en busca de nieve. Mucha gente nos comentaba que en Taupo había, por lo tanto nos fijamos como llegar, y allá fuimos. Muy contentos en nuestro auto salimos de viaje, aún sorprendiéndonos con los paisajes que vemos a lo largo del camino.
Llegamos a Taupo, y no veíamos nieve cerca. Se veían las montañas bien lejos con algo de nieve pero nada más y encima había un sol terrible. Recorrimos la ciudad, y decidimos ir a otra ciudad cercana a ver si encontrábamos algo.
 Puros folletos mentirosos. Nada. Se nos iba a hacer muy tarde y decidimos volver.  Fernando mirando el mapa me cambió la ruta, y volvimos mirando más cosas nuevas.  Nos volvimos un poco desilusionados, pero en general cuando salimos de viaje es divertido porque vemos cosas muy geniales.

Estamos contentos, por más que el trabajo es cansador, ya nos vamos acostumbrando y lo mejor de todo es que la cuenta del banco va subiendo (más o menos). Igual, sabemos que donde nos estamos quedando es caro aunque nos guste mucho. Acá conocemos gente divertida (aunque últimamente ha habido una invasión asiática, cosa que nos tiene preocupados) y no pasamos frío ni nada. Sabemos que debemos mudarnos, lo sabemos, pero es que es taaaan genial aquí.

Fernando estaba hablando con su amiguito nuevo del trabajo, y al comentarle que nos pensábamos mudar, le dijo que él se iba de donde estaba viviendo y que la casa quedaría disponible. Era una muy buena oportunidad, por lo tanto nos contactamos con los dueños.

Ayer fuimos a verla y probablemente nos mudemos en estos días. Estaríamos pagando muy barato, estaríamos solos y con televisión. ¡Con televisión! Y aparte la señora me dijo que tiene dos labradores. No uno, ¡dos labradores! (Ellos viven al lado, pero le voy a pedir a ver si me los puedo llevar a la casa nuestra)

Después de ver la casa, nos volvimos al backpacker. Fernando jugó un rato a la computadora y yo miré un poco del partido de rugby que estaba mirando uno de los que vive acá. Era tarde, como las 23 hrs ya, y decidimos poner la película y a dormir.

En la mitad de la noche, se activa la alarma de incendio. La gente que me conoce sabe, que yo no reacciono muy bien a esas cosas cuando estoy dormida. Al principio pensé que era el horno (acá le pones tiempo y cuando termina hace ‘pi pi pi’ - muy molesto) y que se me había agudizado la audición o algo por el estilo. En eso, veo que Fernando se levanta como loco y desenchufa la computadora, la pone en el piso (¿wtf?) y abre la ventana. La alarma no paraba y yo buscaba cosas (no se qué) en el piso con la luz del celular. No había luz, y Fernando me comentó que desde que él se durmió no había. Salimos, y estaban todos levantados. Todos en pijamas con caras muy geniales y al lado de nuestra puerta porque ahí está la alarma. En eso viene el encargado del backpacker, vestido como cada día y con la cara normal (nos parece que no duerme, que él está todo el día sentado ahí) y cuando la alarma dejó de sonar, nos mandó a dormir de nuevo. No tenemos ni idea que pasó.

Como últimamente no tenemos mucha vida que digamos, no tengo nada más para contar aún. Estamos contentos, trabajando y por mudarnos. Veremos cómo nos va. Igual, no hay como errarle acá. Todo son experiencias graciosas, si son buenas porque son buenas, y si son malas porque son malas.